domingo, 29 de enero de 2012

*/ Los Rostros De Milán Kundera /


"
En la rima y el ritmo hay un poder mágico: el mundo informe al ser apresado en
un poema que responde a reglas fijas se vuelve repentinamente diáfano, regular,
claro y bello. Si la muerte sobreviene precisamente cuando al final del verso
anterior le ha tocado en suerte, hasta ella misma se convierte en parte
armónica del orden establecido. Aunque el poema protestara contra la muerte, la
muerte quedaría justificada, al menos como motivo de una bella protesta. Los
huesos, las rosas, los féretros, las heridas, todo se convierte en el poema en
un ballet y el poeta y su lector son los bailarines de ese ballet. Claro que
los que bailan tienen que estar de acuerdo con el baile. A través del poema,
realiza el hombre su concordancia con el ser, y la rima y el ritmo son los
medios más drásticos de obtener esa concordancia. Y, ¿no necesita la revolución
triunfante la certificación brutal del nuevo orden y, por lo tanto, una lírica
llena de rimas?


(....)

“El hombre que ha
sido desterrado del refugio seguro de la infancia, quiere entrar en el mundo,
pero, al mismo tiempo, le teme, y por eso crea con sus versos uno artificial,
supletorio. Deja que sus poemas giren en torno a él, como las plantas lo hacen
alrededor del sol; se convierte en el centro de un pequeño universo, en el que
nada le es extraño, en el que se siente en su casa, como el niño dentro de la
madre, pues todo está hecho de la misma materia que su alma. Allí es donde
puede realizar todo eso que afuera es tan difícil; allí puede, como el
estudiante Olker, ir con las masas proletarias a la revolución, y como el
virginal Rimbaud, azotar a sus pequeñas amantes, pero esas masas y esas amantes
no están hechas de la materia hostil de un mundo extraño, sino de la materia de
sus propios sueños; son, por lo tanto, lo mismo que él y no interfieren la
unidad del universo que ha construido para sí mismo.”

MILAN KUNDERA, "La Vida Está En Otra Parte"



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