
La crisis que ha comenzado a afectar a amplísimas
capas de la población en Europa no es la primera del capitalismo. Si este
sistema continúa vivo, tampoco será la última: además de recurrentes e
inevitables, las crisis son su alimento más nutritivo y reconstituyente. Los
países centrales o poderosos (con respecto a los periféricos lo más veraz sería
hablar de “crisis permanente”) han vivido tres grandes crisis, entre otras de
menor importancia. Como explican Joan Junyent y Miren Etxezarreta [1], “cada
una de ellas marca el final de una gran etapa y las medidas adoptadas para
salir de cada una de estas crisis definen la fase siguiente del capitalismo”.
El final de la primera Gran Depresión (1873-1896)
dio lugar a la aparición de las grandes empresas y a la expansión del
capitalismo desde los mercados nacionales hacia el exterior; mientras que la
violencia de la siguiente crisis, la más grave por el momento, convenció
incluso a las clases dominantes de la necesidad de que el Estado interviniese
en la economía. Tras la II Gran Depresión (1929-1939) y la II Guerra Mundial
(1939-1945) triunfó el keynesianismo [2] y, gracias al establecimiento de los
programas sociales, se alcanzó el denominado “Estado del Bienestar”. Para
llegar al momento anterior a la crisis actual, es decir, al capitalismo mundial
o globalización, todavía faltaba una: la que se prolongó desde 1966 a los años
80, según los países.
Mismos actores, misma película
Como decíamos, cada una de estas crisis se ha ido
superando con medidas nuevas, lo que ha ido dando lugar a las diferentes fases
del capitalismo. Sin embargo, en la actualidad se están imponiendo recetas muy
conocidas a los países de la Unión Europea: las neoliberales, las que ya se
ensayaron a fondo en América Latina a partir del golpe de Estado de Chile
(1973) y, sobre todo, desde finales de los 80. Los poderes decían que las
reformas estaban diseñadas para solucionar los problemas de subdesarrollo y
deuda externa de los países. Los resultados son conocidos: saqueo de recursos
naturales, privatizaciones, eliminación de sistemas de regulación de precios,
represión antisindical, incremento de las desigualdades, etc. La aplicación de
estas políticas tuvo un impacto similar en los países africanos. La destrucción
del Estado y las luchas por la supervivencia y el control de los recursos
provocaron, como explica Mbuyi Kabunda [3], una gran inestabilidad política y
la generalización de guerras civiles en las décadas de los 90 y 2000.
Pero no salimos de la espiral: cada día, los medios
de comunicación nos escupen palabras y palabras sobre el paro, la bolsa, la
necesidad de ajustes, la importancia de los sacrificios, la luz al final del
túnel… El punto de vista que nos trasladan es el mismo: es la perspectiva de la
ideología neoliberal, la de quienes tienen interés en profundizar la crisis
para sacar mayores beneficios. Sólo hay que ver la cara de satisfacción de la
patronal española al hablar de la reforma laboral de febrero de 2012 para
constatar que algo de esto, al menos, hay [4]. El número de grandes (inmensas)
fortunas pasó de 14 a 16 en España durante 2011, según la revista Forbes. Es
decir, que hay dos personas más aquí cerquita que cuentan con una fortuna que
supera los mil millones de dólares.
Según la ideología neoliberal, la estabilidad
monetaria debe constituir el objetivo supremo de todos los gobiernos. Para
lograrla se hace imprescindible, según explica Perry Anderson [5], una
disciplina presupuestaria, una restricción de gastos sociales y un incremento
del paro: “la restauración de una llamada tasa natural de desempleo”, es decir,
“la creación de un ejército de reserva de asalariados (batallones de
desempleados) que permita debilitar a los sindicatos”. Los derechos sociales
pasan a ser servicios mercantiles, mientras que el Estado no es más que un ente
ineficaz que no tendría que hacer nada en la esfera económica.
Con sus diferencias, la ideología de la derecha
española que ahora mismo está en el gobierno tiene mucho que ver con la del Tea
Party estadounidense. Autoridad, religión, patriotismo y libre mercado. Un
libre mercado que no sea tan libre como para no poder “enchufar” a familiares y
amigos en puestos bien remunerados, por supuesto, y tampoco como para no
engullir todo el dinero público que sea posible para “sanearse”. Desde mayo de
2010 se ha ido desarrollando un ataque frontal y progresivo a los derechos
sociales y al gasto social pero, a la vez, se han destinado sumas astronómicas
al rescate del sector financiero y del inmobiliario.
¿Y la democracia? Para Friedrich Hayek, uno de los
padres del neoliberalismo, la democracia no constituye un sistema político
infalible: es, simplemente, un medio. Como explica Julia Evelyn Martínez [6],
los programas de ajuste estructural (PAE) impuestos en Centroamérica dos
décadas atrás “no necesitaron de la existencia de dictaduras militares y/o del
autoritarismo político”, sino que fueron impulsados por gobiernos civiles (sin
entrar a ver en cuánto son o no son democracias reales). Con todas sus
diferencias, el Chile de Pinochet (1973-1990), la Gran Bretaña de Margaret
Tatcher (1979-1990), los Estados Unidos de Ronald Reagan (1981-1989) y varios
de los actuales gobiernos europeos comparten el grueso de las medidas
económicas puestas en marcha.
Algunos de estos gobiernos, como el irlandés y el
español, han sido elegidos en las urnas. Otros, como el italiano y el griego,
ya no. Para Jesús González Pazos [7], “asistimos a auténticos golpes de Estado
que, definitivamente, prostituyen el llamado sistema democrático europeo e
imponen un fascismo social y financiero al servicio de las élites económicas y
sus intereses”. No son tecnócratas quienes gobiernan estas repúblicas
parlamentarias- que-ya-no-lo-son. Por poner sólo un ejemplo: Mario Monti,
actual primer ministro de Italia, fue director europeo de la Comisión
Trilateral y miembro de la directiva del Grupo Bilderberg, así como asesor de The
Coca-Cola Company y de Goldman Sachs.
Salir de la espiral - laberinto
¿Se podrá evitar que los poderes continúen
imponiendo las mismas medidas que han disparado las desigualdades y la pobreza
en otros momentos y lugares? La espiral de ataques a quienes tienen menos se va
haciendo cada vez más violenta. Habrá que rechazar los chantajes de la deuda,
el déficit, la productividad, la ineficacia de lo público, etc. Ninguno de los
recortes en educación, cultura o sanidad son necesarios, ni la reforma laboral,
ni la de las pensiones (que vendrá). Todas las medidas y recortes son opciones
políticas.
Habrá que “sentir” que de verdad hay alternativas,
identificar bien a quiénes les interesa esta crisis y este sistema. Los actores
siguen siendo los mismos que los que identificó Jack London en 1908 en la
novela “El talón de hierro” y muchas de las frases que London pone en boca del
obrero Ernest Everhard son idénticas a las que se continúan escribiendo hoy. Al
periodista, por ejemplo, Everhard le dice: “Me parece que su tarea consiste en
deformar la verdad de acuerdo con las órdenes de sus patrones, los que, a su
vez, obedecen la santísima voluntad de las corporaciones”.
Las alternativas existen, a pesar de que, como dice
Everhard a quienes tienen el poder, “sabemos, y lo sabemos al precio de una
amarga experiencia, que ninguna apelación al derecho, a la justicia o a la
humanidad podría jamás conmoveros”. El pensamiento, la búsqueda de las mejores
alternativas, va desarrollándose también en espiral, más cerca del pensamiento
indígena que del lineal “racionalismo” de Occidente: las teorías más clásicas
continúan vivas (sólo hay que echar un ojo a las reediciones y
“remarxterizaciones” de las obras de Carl Marx) y las más actuales, como el
decrecimiento y la soberanía alimentaria, cuentan cada día con una base más
sólida. Perder miedo, recuperar ilusión, reflexionar, actuar… ¿Por ahí? www.ecoportal.net
Andrea Gago Menor - mayo de 2012 - Nº 51 de
Pueblos - Revista de Información y Debate- http://www.revistapueblos.org
Notas:
[1] Junyent, Joan; y Etxezarreta, Miren (2009):
“Elementos fundamentales para entender cómo funciona el capitalismo y su
evolución histórica”, en Informes de Economía, nº6, Apuntes teóricos para
entender la crisis, Seminari d’Economia Crítica Taifa, Barcelona.
[2] John Maynard Keynes en 1936. Defiende que el
mercado no tiende, por sí solo, al pleno uso de los factores productivos o
medios de producción (incluyendo el capital y trabajo).
[3] Kabunda, Mbuyi (2012): “Las instituciones
financieras internacionales en África”, en Pueblos - Revista de Información y
Debate, número 51.
[4] El 16 de febrero de 2012, una cámara atrapaba
las bromas entre el presidente de la Confederación Española de Organizaciones
Empresariales (CEOE), Juan Rosell, y el de la Confederación Española de la
Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), Jesús
[5] Anderson, Perry: “Historia y lecciones del
neoliberalismo”, Universidad de California, Los Ángeles. Disponible en la
Biblioteca Virtual del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO): www.clacso.org.ar.
[6] Martínez, Julia Evelyn (2012): “Centroamérica:
ajuste estructural e impacto sobre la vida de las mujeres”, en Pueblos -
Revista de Información y Debate, número 51.
[7] González Pazos, Jesús (2012): “Fascismo social
y financiero en Europa”, Rebelión, 25/02/2012.
Fuente: http://www.ecoportal.net
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