martes, 30 de agosto de 2011

*/ "OTRA PAUSA DE AGOSTO" / mario benedetti

Siempre he pensado que agosto es el mes más adecuado para conocer la
fachada real de una capital europea, especialmente si (como en el caso de
París, Berlín, Madrid, Londres, Roma, Viena, etcétera) no tiene vista al mar.
Es entonces cuando las grandes ciudades son masivamente abandonadas por una población que huye hacia la costa, y uno logra por fin asumir el paisaje urbano en su nivel estricto, fundacional, permanente.


Madrid, por ejemplo, durante agosto se vacía de automóviles de personas, de accidentes, de atentados, de estrenos importantes, de quiniela futbolística, de polémicas virulentas.



La atracción hipnótica del mar se vuelve insoportable. La gente recoge bártulos, víveres y tarjetas de crédito, y tras colocar a buen recaudo a abuelos, abuelas, perros, gatos y otros integrantes marginales del núcleo familiar, deserta como enjambre hacia la diversión y/o el descanso playeros.
Con la casi programada excepción
colectiva de los 70 prójimos que fallecen en
cada
traslado semanal, los urbanos sobrevivientes llegan por fin a su meta, que es colocar ansiosamente su policromo toallón en el metro cuadrado que, si tienen suerte, encuentran todavía disponible sobre las arenas mediterráneas o atlánticas o
cantábricas.

Mientras tanto, a solas con sus fieles, Madrid se encuentra a sí misma.
Como si se descorriera un telón aparecen por fin los parques, las plazas; las
avenidas, con bordillo o sin él, parecen más anchas y acogedoras. Como sucede
en las capitales de provincia, el saldo de transeúntes puede saludarse de
calzada a calzada, de camisa a camisa Nadie comete la grosería de llevar
corbata o traje oscuro, porque en agosto no hay cócteles de homenaje, ni
presentaciones de libros, ni sesiones de directorio, ni ministros o
entrenadores proscritos. La voz gubernamental y la carraspera opositora se
siguen oyendo de cuando en cuando, pero sólo en los cursos internacionales de
verano. Los diarios y semanarios aparecen con menos páginas, debido a que los
políticos hablan menos y las matanzas de carreteras son atendidas con la
escalofriante foto de rigor.




Prosiguen, eso sí, inextinguibles, vitalicias, Dinastía y Capitolio, no sólo porque están más allá del bien y del mal, sino también más acá del calor y del frío. La OTAN parece lejana como un invierno finlandés, y es posible conmemorar los 43 años de Hiroshima, omitiendo casi siempre a Harry Truman, que ya ni siquiera reclama regalías por ese su éxito de ventas imperecedero.


En agosto, los árboles madrileños y los pájaros exiliados se conocen y
reconocen, y tras sacudirse el último hollín de la primavera y el primer polen
del estío, se apoderan, incontaminados y lozanos, de la ciudad que durante 11
meses se dedica a añorarlos. Es un idilio conmovedor, y uno no sabe si llorar
la gota gorda o sudar a lágrima viva.


Porque, confesémoslo: calor, lo que se dice calor, hace. Es
probablemente el precio que se paga por disfrutar de la ciudad desnuda. Hasta
la burocracia se desburocratiza, y no porque los funcionarios no funcionen,
sino porque funcionan con pai-pai (o sea, el abanico de la posmodernidad). Y cuando alguien comete un error de dispositivo frente al ordenador y éste pregunta con desgano estival:
"¿Aborta? ¿Reintenta? ¿Ignora?", el responsable aborta, claro.


Los madrileños, legales o putativos, que se quedaron en su ciudad con
los abuelos, las abuelas, los perros y los gatos se conforman con que
Televisión Española les muestre, en tímidos pantallazos, los núbiles pechitos
de alemanas, suecas, francesas, británicas, holandesas y -last, but not least- españolas. Y sólo algún contumaz suspira (o resopla): "Lástima que Madrid no esté en la costa".


Hace un par de años escribí un poema (Pausa de agosto)

referido a este paréntesis madrileño, y
terminaba así:


"Pero cuando el asueto se termine


volverán a sonar


las bocinas, los gritos, las sirenas,


los mueras y los vivas,


bombas y zambombazos


y las dulces metódicas campanas.


Durante tres fecundas estaciones


nadie se acordará


de pájaros y árboles."


MARIO BENEDETTI
(16/08/1988)


lunes, 22 de agosto de 2011

*/ CUANDO UN AMIGO SE VA / I N M E M O R I A N - W I L O L O

Con Letra Del Cantautor Argentino Alberto Cortez y Las Pinturas De Leszek Sokol, Kathalejo.blogspot.com
Rinde Homenaje A La Vida Y Obra De Uno De
Sus Grandes Inspiradores:
William Londoño López “Wilolo”



Consagrado Amante De La Vida,


Flora y Fauna, Los Libros y Los Bosques.


Ecólogo y Brillante Crucigramista


(Neira-Caldas 1963-2011)


Que A Sus Tempranos 48 Años De Vida


Desempacó De Su Cuerpo El Alma


Para Continuar El Viaje Por La Eternidad.


Nos Deja En La Memoria La Enseñanza


De Una Vida Por La Vida Misma y En El Corazón


La Gratitud y Nobleza De Un Corazón Hospitalario


y Abierto a La Lealtad Por La Libertad y


El Amor Sin Límites.


A Sus Familiares y Amigos, A Su Vida y Obra,


Todas Las Glorias y Bendiciones…Por Siempre…


WILOLO FRIEND FOREVER WILOLO…!





Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.



Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.



Cuando un amigo se va
una estrella se ha perdido
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.



Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a revelar
el duende manso del vino.


Cuando un amigo se va
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.


Cuando un amigo se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.

jueves, 18 de agosto de 2011

*/ BIENVENIDO A COLOMBIA SRILA GURU MAHARAJ /

Colombia se enaltece nuevamente con la càlida

y amorosa presencia de Srila Guru Maharaj,

quien con la sabiduría de su mensaje

acompañará por estos dias las festividades de

Sri Krishna Janmastami.

Gran Celebración en honor a la aparición

del Señor Krishna

hace cinco mil años en la India.


Sus Señorías Sri Guru Gauranga Radha Vrajesvara,

Deidades del Mula Math del Maestro Espiritual

en Varsana, Granada-Cundinamarca




junto a Sus Devotos y Amigos Se Honran Con La Presencia


de Este Gran Viajero de la Paz y del Amor Puro

*/ PAUSA DE AGOSTO / mario benedetti

Madrid quedó vacía

sólo estamos los otros
y por eso
se siente la presencia de las plazas
los jardines y fuentes
los parques y glorietas


como siempre en verano
Madrid se ha convertido
en una calma unánime
pero agradece nuestra permanencia


a contrapelo de los más


es un agosto de eclosión privada
sin mercaderes ni paraguas
sin comitivas ni mitines


en ningún otro mes del larguísimo año
existe enlace tan sutil
entre la poderosa


y nosotros pecadores


afortunadamente


los árboles han vuelto a ser
protagonistas del aire gratuito
como antes
cuando los ecologistas
no eran todavía imprescindibles


también los pájaros disfrutan


ala batiente de una urbe


que inesperadamente se transforma


en vivible y volable



los madrileños han huido


a la montaña y a Marbella


a Ciudadela y Benidorm


a Formentor y Tenerife


y nos entregan sin malicia
a los otros que ahora
por fin somos nosotros


un Madrid sorprendente


casi vacante despejado


limpio de hollín y disponible



en él andamos como dueños


tercermundistas del arrobo


en solidarias pulcras avenidas


sudando con unción la gota gorda



el verano no es tiempo de fragor


sino de verde tregua


empalagados del rencor insomne
estamos como nunca
dispuestos a la paz


en el rato estival
la historia se detiene


y todos descubrimos una vida postiza


pero cuando el asueto se termine


volverán a sonar


las bocinas los gritos las sirenas


los mueras y los vivas


bombas y zambombazos


y las dulces metódicas campanas


durante tres fecundas estaciones
nadie se acordará
de pájaros y árboles