martes, 27 de agosto de 2013

* / Srila Prabhupada y El Advenimiento De Sri Krishna /

“Hoy es el día de la ceremonia del cumpleaños 
del advenimiento del Señor Kṛṣṇa.
"Hoy es ese auspicioso día, Janmāṣṭamī, el día en que advino el Señor Kṛṣṇa hace cinco mil años en India, Mathurā. Las damas y caballeros presentes, saben muy bien donde está Mathurā. Está a unos ciento veinte kilómetros al sur de Nueva Delhi. Mathurā existe todavía y existe eternamente. Kṛṣṇa advino en Mathurā en casa de Su tío materno en una situación muy difícil. El lugar de Su nacimiento, el lugar del nacimiento del Señor Kṛṣṇa ahora está muy bien mantenido. Quien va a la India lo puede ver. Sea como sea, el señor Kṛṣṇa advino en este planeta hace cinco mil años. 

Kṛṣṇa dice, janma karma me divyam divyam [B.G 4.9]. Divyam significa “no ordinario”. No debemos entender que es como nuestro nacimiento. Kṛṣṇa no nace como nosotros. Esto también se explica también en el Bagavat-gītā. Cuando Arjuna preguntó a Kṛṣṇa, “Mi querido Kṛṣṇa, esto que estás hablando ya Lo has hablado antes, este sistema de yoga del Bhagavad-gītā al dios-sol. Eso significa que ya se Lo explicaste hace millones y trillones de años. ¿Cómo voy a creer eso?”. Debido a que Kṛṣṇa era contemporáneo de Arjuna, él pensaba que “Kṛṣṇa es mi amigo, es mi primo hermano. ¿Cómo es posible que Le hablase el yoga del Bhagavad–gītā al dios del sol?”. ¿Cuál fue la respuesta? La respuesta fue esta, que “Tú has aparecido muchas, muchas veces; Yo también He aparecido muchas, muchas veces. La diferencia es que Yo puedo recordarlo pero tú no”.

"...Y bajo esta categoría de bhakti, este Janmāṣṭamī… Por supuesto, esta ceremonia de Janmāṣṭamī la observan todos los hindúes. Independientemente de ser vaiṣṇava o no, esta ceremonia se observa en la India en todos los hogares. Del mismo modo que en sus países occidentales, la navidad se celebra en todos los hogares, similarmente, Janmāṣṭamī se celebra en todos los hogares. Hoy es un gran día ceremonial. Nuestro programa es, a las doce de la noche el Señor nacerá y nosotros Le recibimos."


Fuente: imágenes Google
Textos: Extracto Conferencia A.C Baktivedanta Swami Prabhupada 
Agosto de 1968, Montreal-Canadá

* / de William Faulkner en "Luz De Agosto" /

" La armadura y el metal, faltos de grasas, corroídos por las intemperies, crujen y se bambolean, agudos y secos, lentamente, tremendamente; es una serie de detonaciones secas, indolentes, que se oyen a seiscientos metros en el cálido silencio, sosegado y balsámico de este atardecer de agosto. "


Fuente: imágenes "constelaciones" de Iván Káno
Texto: Extracto página 8, "Luz de agosto" de William Faulkner

viernes, 2 de agosto de 2013

* / Un Placer Que Llega Por El Oído / Por Robert J. Zatorre y Valorie N. Salimpoor

Dos neurocientíficos explican el proceso que se produce 
cuando la música llega al cerebro y libera sustancias que
 generan sensaciones gratificantes.

La música no es tangible. No se la puede comer, beber ni 
copular con ella. No protege de la lluvia, el viento ni el frío.
 No vence a los animales predadores ni arregla huesos rotos. 
Y sin embargo, los seres humanos siempre han apreciado
 la música, o mucho más allá de apreciarla,la han amado.

En la edad moderna gastamos grandes sumas de
 dinero para asistir a conciertos, bajar archivos de música, 
tocar instrumentos y escuchar a nuestros artistas favoritos,
 estemos en el subte o en un salón. Pero incluso en la era
 paleolítica la gente invertía tiempo y esfuerzos significativos
 para crear música, como sugiere el descubrimiento de 
flautas talladas en huesos de animales.

 ¿Por qué entonces esta cosa “tan poca cosa” —en esencia, 
una mera secuencia de sonidos— contiene un valor intrínseco 
potencial tan enorme?

La explicación rápida y fácil es que la música reporta un 
placer único a los seres humanos. Desde luego, eso mantiene 
aún la cuestión del porqué. Pero para eso la neurociencia
 está empezando a proporcionar algunas respuestas.

Hace más de una década, nuestro equipo de investigación
 utilizó técnicas de imágenes cerebrales (brain imaging) 
para mostrar que la música descripta por la gente como 
altamente emocional comprometía en su cerebro el sistema 
de gratificación profundo, activando los núcleos subcorticales 
de importancia reconocida en cuanto a la gratificación, las 
motivaciones y la emoción. A partir de eso descubrimos que
 escuchar lo que podría llamarse “picos emocionales” de
 la música —momentos en que uno siente un placer extremo
 ante un pasaje musical— provoca la segregación del
 neurotransmisor dopamina, molécula transmisora de
 información esencial en el cerebro.

Cuando se escucha música placentera, se libera dopamina 
en el núcleo estriado —antiguo componente del cerebro
 también presente en otros vertebrados— conocido por
 actuar ante estímulos gratificantes como la comida y 
el sexo y al cual apuntan artificialmente drogas como 
la cocaína y las anfetaminas.

Pero lo más interesante de esto es cuándo se libera este 
neurotransmisor: no sólo cuando la música alcanza un pico
 emocional, sino también algunos segundos antes, durante
 lo que podríamos llamar la fase de anticipación.

La idea de que la gratificación está relacionada en 
parte con la anticipación (o la predicción de un resultado 
deseado) tiene una larga historia en la neurociencia. 
Después de todo, hacer buenas predicciones sobre el 
resultado de las acciones propias parecería ser esencial 
en el contexto de la supervivencia. Y las neuronas de 
la dopamina, tanto en los seres humanos como en otros
 animales, cumplen su rol en registrar cuáles de 
nuestras predicciones resultan ser correctas.

  
Para profundizar acerca de cómo la música involucra el 
sistema de gratificación del cerebro diseñamos un estudio 
que imita la compra de música online. Nuestro objetivo 
era determinar qué ocurre en el cerebro cuando alguien
 escucha una pieza musical nueva y decide que le gusta 
lo suficiente como para comprarla.

Utilizamos programas de recomendaciones de música
 para adaptar las selecciones a las preferencias de nuestros
 oyentes, que resultaron ser música electrónica e indie,
 coincidente con la escena musical hip de Montreal. 
Y encontramos que la actividad neural dentro del
 núcleo estriado —la estructura relacionada con la 
gratificación— era directamente proporcional a la cantidad
 de dinero que la gente estaba dispuesta a gastar.

Pero más interesante todavía fue el diálogo que cruzaron 
esta estructura y el córtex auditivo, que también se
 incrementó con las canciones finalmente compradas en
 comparación con las que no se compraron.

¿Por qué el córtex auditivo? Hace unos 50 años, Wilder 
Penfield, el famoso neurocirujano y fundador del Instituto
 Neurológico de Montreal, informó que cuando los pacientes
 neuroquirúrgicos recibían estimulación eléctrica en el córtex
 auditivo estando despiertos, a veces informaban escuchar
 música. Las observaciones del Dr. Penfield, junto con las de 
muchos otros, sugieren que es probable que la información
 musical se represente en estas regiones del cerebro.

El córtex auditivo también está activo cuando imaginamos 
una melodía: piense en las primeras cuatro notas de la 
Quinta Sinfonía de Beethoven y su córtex zumbará. 
Esta capacidad no sólo nos permite experimentar la
 música cuando está físicamente ausente sino también 
inventar composiciones nuevas e imaginar repetidas veces
 cómo podría sonar una pieza con un ritmo o una
 instrumentación diferentes.

 También sabemos que dichas áreas del cerebro codifican
 las relaciones abstractas entre sonidos —por ejemplo, 
el modelo sonoro particular que hace que un acorde 
mayor sea mayor, independientemente de la nota o el
 instrumento. Otros estudios muestran respuestas
 neurales diferenciales partiendo de regiones similares
 cuando hay una ruptura inesperada en un esquema
 repetitivo de sonidos, o en una progresión de acordes. 
Esto es afín a lo que pasa cuando se escucha a 
alguien tocar una nota equivocada, fácilmente perceptible
 incluso en una pieza musical que no es familiar.

Estos circuitos corticales nos permiten hacer predicciones
 acerca de eventos futuros sobre la base de eventos pasados.
 Se piensa que acumulan información musical a lo largo 
de nuestras vidas, creando patrones de las irregularidades
 estadísticas presentes en la música de nuestra cultura
 y permitiéndonos comprender la música que escuchamos 
en relación con nuestras representaciones mentales 
acumuladas de la música que hemos escuchado.

De modo que cada acto de escuchar música puede 
considerarse como una recapitulación del pasado tanto 
como una predicción del futuro. Cuando escuchamos
 música, estas redes cerebrales crean activamente 
expectativas basadas en nuestro conocimiento almacenado. 
Compositores e intérpretes entienden intuitivamente 
que manipulan estos mecanismos de predicción para 
darnos lo que queremos, o para sorprendernos, 
quizás hasta con algo mejor.

En la conversación entre nuestros sistemas corticales, 
que analizan patrones y generan expectativas, y
 nuestros antiguos sistemas de gratificación y 
motivaciones, puede estar la respuesta a la pregunta: 
¿nos emociona un fragmento musical determinado?

Cuando esa respuesta es sí, poco hay —al menos 
en esos momentos de escucha— que valoremos más.


Zatorre es profesor de neurociencia en el Instituto y
 Hospital Neurologico de Montreal de la Universidad
 McGill. Salimpoor es neurocientifica de posgrado en
 el Instituto Rotman de Investigacion de 
Baycrest Health Sciences de Toronto.

 © The New York Times
Fotos: Imagenes Google