E L P O E M A
Y
ahora, aquí está frente a mí.
Tantas
luchas que ha costado,
tantos
afanes en vela,
tantos
bordes de fracaso
junto
a este esplendor sereno
ya
son nada, se olvidaron.
Él
queda, y en él el mundo,
la
rosa, la piedra, el pájaro,
aquéllos,
los del principio,
de
este final asombrados.
¡Tan
claros que se veían,
Y
aún se podía aclararlos!
Están
mejor, una luz,
que
el sol no sabe, unos rayos
los
iluminan, sin noche,
para
siempre revelados.
Las
claridades de ahora
lucen
más que las de Mayo.
Si
allí estaban, ahora aquí,
a
más transparencia alzados.
¡Qué
naturales parecen,
¡que
sencillo el gran milagro!
En
esta luz del poema,
Todo,
desde
el más nocturno beso
al
cenital esplendor,
todo
está mucho más claro
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