Es sencillo darse cuenta si una persona está enferma o sana, incluso, al profundizar un poco más, podemos saber si su enfermedad es de carácter físico o mental. De la misma manera en que se puede distinguir una enfermedad, podremos encontrar curas. Así como todo problema tiene una solución, toda enfermedad tiene una cura. Partiendo de esa base y profundizando un poco más, podemos decir que la cura o sanación no sólo proviene del aspecto material, sino de la conexión interior. Mi trabajo en los últimos años se ha dedicado a este punto:
a investigar la conexión entre la sanación y el cultivo interior. Es ahí donde surge la Oidaterapia, como una evaluación interna para descubrir la belleza espiritual.
Todas las personas tienen un propósito de vida, una misión para cumplir, hacia este propósito dirigimos nuestra fuerza y confianza, nuestra fe.A lo largo del camino de la vida pueden aparecer dudas e incertidumbres, pero ellas permitirán cuestionarnos sobre el sentido de lo que estamos haciendo, se convertirán en una protección. De todos modos siempre habremos de tomar riesgos que valgan la pena.
La fe puede mover toda la existencia de una persona en pos de sus ideales. Es la fe aquello que nos convence de seguir hacia adelante y nos anima de convertirnos en mejores personas. La fe nos entusiasma en cultivar una vida llena de mística y de buscar el bien común, sin sentimientos egoístas.
Al alejarnos de la protección de la fe caemos perdidos en el mundo secular, en lo relativo y distante. La rutina vacía y la falta de amor se hacen presentes en la vida, perdiendo todo el valor de los detalles. Nos alejamos de la felicidad.Para comprender la maravilla de nuestra existencia, debemos ir más allá de lo físico, más allá de cualquier prejuicio sobre la vida y permitirnos descubrir todo lo que la fe tiene para nosotros.
Cada persona alberga un potencial divino, un mundo complejo por explorar que Dios nos regaló a cada uno para fijar un destino de amor con Él.
Srila Paramadvaiti Swami
Fuente: Boletin Darshan
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