miércoles, 16 de julio de 2008

EL NECTAR DE LOS SHASTRAS


EL RAMAYANA

En la cultura vèdica de la India la palabra Shastra significa: enseñanza, tratado, verdad. Según Srila Guru Maharaj, el término hace referencia directa a “la Verdad, la verdad que corta la Ilusión”. Son las sagradas escrituras, reveladas a la humanidad desde la más remota antigüedad. Verdad que prevalece en el tiempo y nos habla desde las páginas de sublimes textos, recordándonos nuestra posición trascendental y nuestro compromiso como entidades vivientes frente a Dios y la naturaleza.

Sin embargo existen dos tipos de manifestaciones de ésta sublime verdad: Uno es a través de Shrurti, o escuchado y que no pueden ser interpretados, sino seguidos al pie de la letra, tales como: Los Upanishads y los cuatro vedas entre otros.
Otros textos sagrados son los Smriti, (recordados ) que equivalen a textos no revelados directamente por Dios pero cuya revelación se conserva en la tradición. Entre ellos se encuentran las grandes sagas hindúes como
El Mahabharata y El Ramayana.

Este último corresponde a una de las más grandes obras épicas de la India antigua. Su nombre proviene del idioma sánscrito: Aiana que significa “marcha” o “viaje” y Rama en alusión al hèroe de la historia. Compuesto por 24 mil versos, divididos en siete volúmenes, narra la vida y aventuras del príncipe Rama, Rey de Ayodhya y encarnación divina de la justicia y la equidad, en su lucha contra el demonio Ravana tras el rapto de su esposa Sita.

El príncipe Rama en compañia de su hermano Laksmana obtiene la ayuda de una tribu de monos, quienes liderados por Hanuman y Sugriva construyen un puente a través del mar y rescatan a Sita de la isla de Sri Lanka, donde había sido puesta prisionera. Más adelante es restituído en el poder y se convierte en ejemplo de gobernante perfecto bajo los preceptos de la moral y de las leyes divinas.

La versión más antigua de El Ramayana se le atribuye a Valmiki, legendario sabio de la antigüedad a quien según la leyenda Narada Muni, el viajero celestial, reveló la historia de Rama ante la pregunta del sabio acerca de si existía en el mundo “un hombre perfecto que fuera al mismo tiempo virtuoso, valiente, responsable, veraz, noble, estable y amable con todos los seres”.
A lo cuàl Sri Narada Muni le contó el relato de la vida de Śrī Rāma, el Sankshipta Rāma-ayana (‘corta Rāma-historia’) tal como èl lo había escuchado del dios Brahma:

«Hay uno, el príncipe de la dinastía del rey de Ishvaku, llamado Rāma. Es un gran héroe, es el protector del Dharma (la religión), es firme, justo, liberal, bien versado en los Vedas y en las artes marciales. Posee todas las virtudes, es un hijo obediente, un amable hermano, un amoroso esposo, un amigo fiel, el rey ideal, un enemigo misericordioso y amante de todos los seres vivos. Es inigualable en belleza, aunque su piel es de color verdoso. Todo el mundo lo adora».

Aunque existe variedad de versiones de cómo llegó a oídos de Valmiki la leyenda de Sri Rama, ésta historia rebosó sus pensamientos hasta obsesionarlo a tal punto que lo llevó a consignar por escrito dicho relato, base de diversas versiones que prevalecen en distintas culturas.

Pero más allá del aspecto histórico y heroico, El Ramayana ha sido considerado una de las más valiosas piezas literarias de la cultura vèdica. Tanto por el contenido de sus enseñanzas filosóficas y devocionales como por el profundo impacto de su belleza estilística en el arte y la cultura de la India. La obra ha sido motivo de inspiración tanto en la literatura y la filosofía como en la poesía. Entre los que cabe destacar al poeta tamil del siglo XIII, Kambar y el hindú Tulsidas en el siglo XVI y de cuya traducción de El Ramayana extraemos las siguientes perlas de sabiduría:

* Hermano, los tres pecados más grandes son: la lujuria, la ira y la codicia. Estos pueden distraer en un instante la mente de los ermitaños, que son verdaderos portadores de sabiduría. Las armas de la codicia son el deseo y la hipocresía, de la lujuria tan sólo las mujeres; mientras que las armas de la ira son las ásperas palabras. Así lo declaran los grandes sabios después de profundas cavilaciones….”
-------------------------------(pag. 393)

* “Sri Rama, querida Uma (dice Bhagavàn Siva), está más allá de las tres gunas: Satwa, Rajas, Tamas, puesto que el Señor de la creación animada e inanimada y el Controlador interno de todo. Por la forma en que ha hablado, ha demostrado las miserables penalidades por las que pasan los amantes terrestres y ha fortalecido la serenidad de la mente de los sabios. Ira, lujuria, codicia, orgullo e ilusión, son eliminados por la gracia de Sri Rama. Aquel que obtiene el favor de este divino jugador nunca es engañado por su juego. Uma, te hablo de mi propia experiencia: la ùnica cosa real es adorar a Sri Rama, y todo este mundo es un sueño…”
-------------------------------------------(pag. 394)

* “Escucha, Oh sabio: Yo siempre cuido de aquellos que Me adoran con total fe, al igual que una madre cuida a su niño. Si un niño pequeño corre a agarrarse al fuego o a una serpiente, la madre lo salva apartándolo de ello. Sin embargo, cuando su hijo ha crecido, ella lo ama sin lugar a dudas, pero no tanto como antes. Los listos son como mis hijos mayores, mientras que los humildes devotos son como mis niños pequeños. Un devoto depende de Mí, mientras que el primero, un hombre listo, depende de su propia fuerza; y ambos tienen que enfrentarse a enemigos como la lujuria y la ira. Dándose cuenta de esto, el prudente Me adora y nunca abandona la devoción ni siquiera después de haber alcanzado la sabiduría…”
--------------------------------------(pag. 396)

* “ …mientras el sabio Narada escuchaba el delicioso discurso de Sri Rama, un estremecimiento recorrió su cuerpo y sus ojos se llenaron de lágrimas, y dijo para sì:
“ Dime, ¿existe otro maestro cuyo deseo es mostrar tal apego y orgullo por sus siervos? Los hombres que rehúsan adorar a tal Señor libres de la ilusión, son la ruina de la sabiduría, necios desdichados.”
El sabio Narada habló de nuevo al Señor con reverencia: “Escucha, oh, Rama, tú eres buen conocedor de la sagrada ciencia: dime, mi Señor Raghuvira, las características propias de los santos, oh disipador del miedo a la trasmigración.”

Voy a decirte, querido sabio las cualidades de los santos en virtud de las cuales se mantienen ligados a Mí. Ellos son maestros de las seis pasiones: lujuria, ira, codicia, pasión, orgullo y celos. Sin pecado, desinteresados, firmes, no tienen pasiones, son puros, interna y externamente están llenos de dicha y poseen ilimitada sabiduría; no tienen deseos, son moderados en su dieta, sinceros, inspiradores, conocen y están unidos a Dios; son discretos, siempre colman a los otros de honor, están libres del orgullo, poseen control sobre su mente y están muy versados en la costumbre del Dharma, (rectitud).

Son moradas de virtud, están por encima del dolor del mundo y libres de la duda. No hay nada más querido para ellos que Mis pies de loto, ni siquiera su cuerpo o su casa.
“Se sonrojan al escuchar las propias alabanzas, pero se sienten felices de escuchar las alabanzas ajenas. De mente constante y plácida, nunca abandonan el camino correcto. De naturaleza sincera y amorosa, están entregados a las oraciones, a la austeridad, al control de los sentidos, a la negación propia y a las costumbres religiosas y están comprometidos con los votos sagrados.
Son devotos a los pies de su Guru, del Señor Govinda y de los brahmanes. Están llenos de piedad, perdón, amistad para con todos, comprensión y amabilidad bajo cualquier circunstancia y son sinceros devotos a Mis pies. Además están caracterizados por su serenidad, discreción, modestia, conocimiento de la verdad relacionada con Dios, así como por un correcto conocimiento de los vedas y los Puranas. Nunca recurren a la hipocresía, orgullo y arrogancia y no ponen su pié en el camino del pecado, ni por error. Siempre están ocupados cantando o escuchando Mis glorias y tratan de ayudar a los demás sin pedir nada a cambio. Abreviando, oh buen sabio, las cualidades de los santos son tan numerosas que no pueden ser enumeradas por Sarada, la diosa de la elocuencia, ni por los vedas.

“¡Ni Sarada ni Sesa las pueden narrar!”
Tan pronto como escuchó esto, el sabio Narada se abrazó a los pies de loto del Señor. De esta forma el Señor todo misericordioso, protector del humilde, narró con sus propios labios las virtudes de sus devotos. Narada se postró a los pies del Señor y una y otra vez y partió hacia la morada de Brama.
Benditos son aquellos, dice Tulsidas, que desistiendo de toda esperanza, estén impregnados del amor por Sri Hari.
----------(pag.398) El Ramayana, Tulsidas

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