martes, 2 de septiembre de 2008

*/ Cuento / Leandro Loaiza Largo


Su mirada es humilde, como pidiendo disculpas
por haber nacido en este mundo, en esta parte del mundo.
Le queda algo de piel alrededor de los ojos nebulosos,
los dientes invadidos de un sarro verde y negro.
Sus carnes tiemblan, juro por Dios que está viva,
que siente dolor en cada una de sus carnes,
que su legua aún segrega una saliva de terror cansado,
que el vaho de su sangre se hace más caliente
con cada golpe del hacha, con cada corte de la hoja.
Le tomará un buen rato ver cómo toda ella desaparece,
cómo los perros se beben sus líquidos, cómo hombres
bañados en rojo traen a otras como ella.
Recibo la devuelta y me llevo un kilo de su sufrimiento
a mi casa alejándome despacio para no resbalar.
Fuente:

2 comentarios:

  1. Iván:

    Muy bacano le está quedando su blog, acabo de ver que también publicó a Pilar, muchas gracias, a la orden por aquí, hay que divulgar los textos de estos blogs como sea, ahí vamos.

    Otra cosita: Tenés la dirección del blog mal escrita, es: kadaberexquizito.blogspot.com

    con k con b y con z.

    No es más, nos pillamos por ahí en el camino. Muchas gracias.

    ResponderEliminar
  2. Dato curioso: esa foto la tomé en una carnicería de Neira un día que bajaba para Filadelfia...

    ResponderEliminar