En sus manos el arma del delito destila la miel de la venganza. A su lado la negrura fúnebre y punzante de un cruento adiós, en la puñalada trapera de una despedida de muerte.
Muere el amor, muere la fe, muere la vida, y el desprecio troza el corazón usurpado de ilusiones, añagazas y agonías. Ñapa del crimen: virulencia y saña en el agravio del dolor y el desencanto. Oración de arrepentimientos vanos en la pretensión de zanjar a cuchilladas la dolorosa traición de un beso.
Fuente: www.kadaberexquizito.blogspot.com
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